En la mañana del 3 de agosto de 2023, un grupo de personas se reunieron frente al Ministerio Público de Valencia para exigir justicia ante los hechos cometidos contra los 33 de Valencia. La convocatoria, denominada “PANCARTAZO”, fue organizada por distintos actores de la sociedad civil y algunas organizaciones como Carabobo LGBTIQ y Todxs Podemos Ser, quienes han acompañado y accionado en pro de la defensa de los derechos humanos de la comunidad antes, durante y después del suceso reciente en Valencia.
La criminalización de la homosexualidad en Venezuela debería preocuparnos a todxs, ya que en un Estado sin garantía de derechos, cualquiera de nosotrxs se encuentra en peligro. Quienes se sumaron a este PANCARTAZO expresaron de forma explícita y directa la necesidad de un abordaje periodístico más responsable y respetuoso en el uso de la información y la dignidad de las personas. Una perspectiva inclusiva y diversa nos permitiría desmontar de a poco el sistema de creencias que mantiene al espectro LGBTIQ+ dentro de los juicios morales que se traducen en la condena social contra la diversidad sexual y de género.
La historia de la persecución y discriminación contra la comunidad LGBTIQ en Venezuela es larga y dolorosa. En los años 80, la unión de personas del mismo sexo y su práctica, tanto en privado como en público, fue penada durante el gobierno de Juan Vicente Gómez. Su lema “unión, paz y trabajo” fue interpretado como contrario al orden público, lo que se evidenció en el decreto del dictador andino que confinó en la Colonia Correccional de la Isla del Burro en Valencia, Carabobo, a los homosexuales u hombres con ademanes o afeminados. En sus paredes, al ingresar, estuvo el lema de “la ciudad de las naranjas dulces, las mujeres bellas y los hombres complacientes”, mofa del humorista Rafael Guinand a la expresión “Usted como que se escapó de Valencia, mijo” del Benemérito, y que emplearon con sarcasmo contra las personas temerosas, dubitativas o amaneradas.
Esta represión a la orientación sexual se palpó en el silencio sobre el supuesto lesbianismo de la escritora Teresa de la Parra, autora de obras emblemáticas de la literatura nacional como Ifigenia y Memorias de Mamá Blanca, sobre cuyo hedonismo y soltería se abren las hipótesis de su posible preferencia por las personas de su mismo sexo, específicamente con Lydia Cabrera, señalado por las investigadoras Sylvia Molloy y Ana Teresa Torres. Así como la relación sentimental entre el compositor venezolano Reynaldo Hahn de Echenagucia –director de la Ópera de París y merecedor de la medalla de la Legión de Honor de Francia–, con el escritor Marcel Proust, del cual dijo: “Todo lo que he hecho siempre ha sido gracias a Reynaldo”.
Es importante recordar que la discriminación y la homofobia no tienen un origen específico en Venezuela, sino que son problemas que afectan a muchas sociedades en todo el mundo. Sin embargo, en nuestro país, estas prácticas han sido exacerbadas por la falta de garantías y protección a los derechos de la comunidad LGBTIQ. Es hora de que el Estado y la sociedad en general se comprometan de manera efectiva y tangible en la defensa de los derechos humanos y la eliminación de la discriminación hacia cualquier grupo o individuo.
El PANCARTAZO frente al Ministerio Público de Valencia es una muestra más de la lucha y la resistencia de la comunidad LGBTIQ en Venezuela. Es necesario que se sigan generando espacios de encuentro y movilización para que estos temas no sean ignorados ni minimizados, sino que se aborden con la seriedad y el respeto que merecen. Solo así podremos avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa para todes, todas y todos.