Para reconstruir el tejido social se necesita de participación ciudadana activa y despierta, que desde el pensamiento crítico y los cuestionamientos, sea capaz de identificar las problemáticas que les atraviesan desde lo individual, para luego, buscar soluciones en colectivo que sumen a las diferentes realidades de vida existentes en nuestra sociedad. Es desde este análisis que distintxs activistas y defensores de Derechos Humanos de la ciudad de Valencia, accionaron la alarma que sacude perspectivas y llama a la acción ciudadana, de calle y pacífica para manifestar los descontentos con el Estado, que ejerce un papel de hostigador de la comunidad LGBTIQ+.
Organizaciones, colectivas y distintos grupos de acción ciudadana, se plantean campañas, planes y distintas actividades en pro de la educación e información oportuna para la defensa de nuestros derechos fundamentales, sin embargo, la mayoría de las mismas residen y manifiestan lejos de nuestras realidades, lo que dificulta la escucha, el contexto social y la efectividad de las soluciones planteadas, dejándonos sin luz de esperanza a quienes estamos fuera del alcance del centralismo. Es por ello que desde Carabobo LGBTIQ+ y Todxs podemos ser, se ha inaugurado un frente de coalición en pro de la defensa de los Derechos Humanos para nuestra ciudad y región.
El caso de Los 33 sacudió esa necesidad y apertura al cambio que habita dentro de cada persona en nuestra sociedad, fue una alarman enmarcada de acciones que violentaron y dejaron un precedente, tanto la vida de quienes fueron apresados, como la de todas las personas que habitamos el espectro de la comunidad sexo diversa en el país. Entender que estos hechos no son aislados nos brinda un panorama de las narrativas y las matrices de información que se manejan, despejando falsas promesas y acercándonos a una red ciudadana que ya no está dispuesta a callar. Distintxs autores y actores del activismo en Carabobo acompañaron el proceso de los 33, logrando acaparar la atención de medios nacionales e internacionales, pero ese no era el objetivo primordial de parte de lxs activistas, es por ello que en el marco de la liberación y la justicia plena para todas las personas involucradas, se organizó una marcha para el 03 de septiembre llamada: SIN JUSTICIA NO HAY ORGULLO , una caminata que engloba en su acontecer las peticiones de dignidad, justicia e igualdad de oportunidades y derechos para las personas LGBTIQ+ de la ciudad y del país.
En Venezuela, se vive una centralización de los movimientos civiles y de acción social, lo que condiciona a todo lo que está fuera de este eje geográfico a realidades recrudecidas y atravesadas por otras problemáticas que no se llegan a profundizar debido a los mitos que nos mantienen viendo a cada estado del país bajo la misma lupa de la capital.
Es preciso aclarar que existen distintas formas de organización comunal que solventan ciertas situaciones dentro de la cotidianidad de cada comunidad, que no ignoramos su importancia ni su capacidad de gestión, por el contrario, se entiende una necesidad de acompañarnos y formarnos, de esta forma podremos plantear métodos para ejecutarse según el bienestar común.
Movilizar, educar y crear comunidad: el plan de la coalición entre Carabobo LGBTIQ+ y Todxs podemos ser
Cuando hablamos de convocar a una marcha, nuestro referente e inconsciente colectivo irá inmediatamente al momento más traumático en el marco de las acciones de calle de la historia contemporánea de nuestro país, nuestro recuerdo guarda imágenes de sucesos que nos hacen alejarnos de cualquier espacio que implique una confrontación con organismos de seguridad del Estado. Sin embargo, la apuesta por la apropiación del espacio público es una meta para quienes estamos imaginando futuros. La convocatoria a la movilización por las calles de la av Bolívar Norte de Valencia, en un intento por visibilizar las necesidades de incidencia entre quienes estamos habitando estas ciudades cada vez más amenazantes.
Una mañana que nos despertó con un cielo relampagueante, que luego abrió espacio para que el sol brillara y junto a él, cada persona que desde el esfuerzo se dió cita en la intersección de la av Bolívar con Cedeño. Mientras lxs asistentes llegaban unx a unx, hubo un espacio para hacer pancartas y conocer más de cerca a quienes estaban allí. En cuanto a las expectativas de asistencia, se vió de forma clara una resistencia a la participación que se contrapone con un grupo joven, alegre y dispuesto a tomar el compromiso de nuestras luchas cada vez que sea necesario; es valioso la reflexión del resultado de la convocatoria, el impacto y el alcance que esta, y futuras acciones traerán para nuestra sociedad, sin embargo desde el Frente de Coalición de Derechos Humanos de Carabobo ya se está planteando una agenda de eventos y planes que refuercen el despertar colectivo y guíen a las juventudes y disidencias a la verdadera participación ciudadana.
Irrumpir en la cotidianidad como un acto de rebeldía, eso es una marcha, no son cuántas personas están, sino los por qué, que las llevaron a participar. Sabernos en números nos ayuda a medirnos en éxito o fracaso, pero entender las formas y conocer los por qué, inevitablemente nos convierte en una comunidad tejida por lazos que se anudan desde la necesidad del cambio. Las historias son las líneas que nos definen y desde ellas podemos obtener el aprendizaje necesario para avivar las calles más allá de las consignas y las pancartas.
El activismo regional es una herramienta que nos acercará a mejores soluciones
El activismo es una herramienta de la democracia para el equilibrio de poderes e intereses. Es una vía para que lxs ciudadanos y las organizaciones hagan valer su posición alineando sus puntos de vista y actuaciones con las de otros individuos y grupos. Pero, al mismo tiempo, puede convertirse en una herramienta de presión para tratar de imponer ideologías o una visión particular sobre distintas cuestiones. Revivir el activismo desde las juventudes representa el despertar de un poder movilizador que nace de los intereses en común. En este presente es importante entender que prácticamente todas las actividades productivas humanas pueden ser, de una u otra forma objeto de movimientos activistas que quieren influir sobre su forma de desarrollo.
Descentralizar las prácticas del activismo suma esperanzas a los objetivos que planteamos para el futuro, la capacidad de construir alianzas entre líderes y lideresas es vital, si lo que buscamos es el bienestar colectivo.
El éxito de la movilización está en que los activistas están impulsados por una convicción, un propósito al que se adhieren de forma voluntaria. Definir un propósito compartido, que englobe intereses y aspiraciones de diversos colectivos o grupos de interés, es lo que permitirá que consigamos sumar a nuestra causa el mayor número de voces posibles. Alcanzar nuestros objetivos en un entorno de campaña activista o movilización, requiere ser capaces de impulsar la acción de terceros, en este caso no sólo de otrxs, sino de pensar que en otros espacios puede haber cabida para otras propuestas, y que en estas, se pueden obtener resultados prometedores alineados con nuestros objetivos y metas para el futuro. Desde cualquier espacio que estemos, geográfico o digital, debemos ser conscientes en todo momento de que lo primordial es alcanzar el objetivo, no el ser reconocidxs por nuestro impulso de una causa. Puede que de esa forma se estimarán y apoyarán en mayor cantidad, las ideas y esfuerzos que se realizan desde las periferias de la capital y el interior del país.