Nuestra generación es la que más cambios drásticos ha vivido y ocasionado en el planeta. Según la ONU, el cambio climático son las variaciones de temperaturas que han ocurrido de forma natural por siglos en la Tierra. El problema de este fenómeno, es la rapidez con la que ha avanzado en las últimas décadas.
Los gases de efecto invernadero (GEI) producidos por las grandes industrias, la quema de combustibles fósiles y la destrucción de los suelos, generan un aumento de la temperatura en el planeta, lo que contribuye con el aceleramiento del cambio climático. De hecho, los GEI no son nocivos por sí solos —incluso, se generan naturalmente—, pero el aumento de su concentración sí tiene efectos negativos a nivel global.
Aun algunas personas se preguntan por qué es tan importante frenar —aunque sea un poco ambicioso— el cambio climático, y es que las consecuencias no solo son ambientales porque se está perdiendo nuestra biodiversidad; sino a nivel social. Por algo, científicos alrededor del mundo llevan advirtiendo a instituciones, empresas y gobiernos a actuar en pro de la solución del asunto.
Los efectos del cambio climático
Ocurren en lugares que son habitados por nosotrxs: en las ciudades, los pueblos, el campo, en cualquiera de ellos podemos sentir y ver los cambios que se han generado. Las olas de calor, precipitaciones irregulares y sequías afectan de distintas maneras, dependiendo de dónde vivimos, nuestro género e incluso, nuestro poder adquisitivo.
Algunas zonas de viviendas son más vulnerables. Sobre todo donde las infraestructuras no han sido planeadas bajo ordenanzas legales, las personas son más propensas a ser afectadas por los efectos del cambio climático. La crisis climática ha generado la migración forzada en todo el mundo de millones de mujeres, niños/as, familias enteras abandonan sus hogares por mejores condiciones de vida.
Por poner varios ejemplos de estas migraciones climáticas —concepto que acuñó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en 2019— recordamos los hechos ocurridos en México en el año 2020. En Tabasco, las fuertes precipitaciones de noviembre generaron el desplazamiento de más de 3.600 personas; en ese mismo año, al otro lado del mundo, en Bangladesh, India, Myanmar y Butar fueron desplazadas casi cinco millones de personas por el ciclón Amphan.
Por otro lado, el sector de la agricultura, que depende en gran medida de las condiciones climáticas de las regiones, se encuentra afectado mientras se esperan las temperaturas óptimas para que los frutos empiecen su cosecha. Según Oxfam, en América Latina 58% de las mujeres viven en el campo, y solo el 30% tiene tierras agrícolas.
Las mujeres alrededor del mundo son afectadas por la discriminación de género, la violencia intrafamiliar, la brecha salarial y las pocas oportunidades laborales. No podemos hablar de igualdad de género sin mencionar las violencias y el contexto de todas las mujeres en relación al cambio climático, una de las injusticias sociales más graves del momento.
En una sociedad donde las mujeres son las principales cuidadoras de sus hogares, la falta de agua por las sequías; la inseguridad alimentaria generada por la limitada producción de alimentos; las enfermedades transmitidas por vectores de riesgo que afectan la salud y la falta de acceso a los servicios básicos, se suman a las vivencias que atraviesan en el día a día por el hecho de ser mujeres.
Diversos estudios han demostrado que los países con más potencia económica son más responsables de producir gases de efecto invernadero, y son quienes pueden invertir en energía renovable, acciones de regeneración. Mientras que en los países en desarrollo se ven las consecuencias de las acciones del hemisferio norte, su economía local no cubre la implementación de soluciones. Por lo tanto, se han llegado a acuerdos para que entre países ‘se pueda ayudar a solventar y repercutir las consecuencias del cambio climático, pero ha sido imposible’.
De acuerdo a las Naciones Unidas, las mujeres representan el 70% de las personas pobres en el mundo. Por lo tanto, es importante recordar que, en situaciones de pobreza extrema, el crimen organizado, la trata y la prostitución están aún más presentes e influyen en mayor medida en mujeres y niñas, donde muchas veces tienen que abandonar sus estudios para concentrarse en subsistir económicamente.
Nuestro contexto socioeconómico venezolano
La situación respecto a la crisis climática es notoria. Los cambios de temperatura en los últimos años, de largas sequías a largas lluvias, y la pérdida de los glaciares, demuestran que efectivamente somos parte de lxs afectadxs. Hemos perdido nuestros glaciares debido al calentamiento global y nuestras costas venezolanas están en un punto crítico.
Expertos del área ambiental afirman que el Zulia, en la costa del Lago de Maracaibo, será unos de los principales estados en ser afectados por la crecida del mar, ocasionado por el deshielo de los polos. En el país se mantienen exigencias de la sociedad civil por las prácticas irregulares que están presentes en todo el territorio.
Aunque en Venezuela, la industrialización no contribuye de manera drástica con las emisiones de carbono generadas a nivel mundial, sí tiene un impacto a nivel ambiental. La tala de árboles organizada, la minería, los derrames petroleros, la incineración de residuos vertederos, la falta de planes de reciclaje masivo y la deforestación generan un desequilibrio en nuestros ecosistemas. En el país se han perdido más de un millón de hectáreas de bosque y sábanas en la región amazónica, según informaron las organizaciones SOS Orinoco y Clima 21 para Mongabay.
Muchos países a nivel mundial, incluyendo Venezuela, han firmado programas como El Acuerdo de París y la Agenda 2030 para ponerle fin o disminuir prácticas que contribuyen al cambio climático. Sin embargo, los avances no han sido los esperados, ni a nivel local o mundial.
En el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), las soluciones siguen siendo mantener a 1,5°C la variación de temperatura y reducir de manera rápida las emisiones de gases de efecto invernadero. Pues, la responsabilidad por accionar en contra del cambio climático es de los gobiernos y las empresas, aunque las consecuencias ya mencionadas, afectan directamente a quienes viven realidades diferentes.